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Octavio F. Dávila Solari

EL AMOR NO SE OFENDE


El amor no busca ser perfecto, ya lo es, lo que el busca es experimentarse, por eso el amor no quiere cambiar nada, el amor quiere amar todas las partes, abraza todas la verdades y todas las mentiras, si una ofensa fuera una flecha que nos lanzan, el amor amaría la flecha y la herida.

El amor nos abre todas las posibilidades para poder integrar y aceptar todo lo que la vida nos trae, somos nosotros mismos los que incapacitamos esas posibilidades.

La razón por que nos ofendemos es porque tenemos miedo a sentir que amo a todos por igual, porque significaría que si comienzo amar a todos por igual, quiere decir que tendré que aceptar que no tengo razón alguna para ofenderme, que todas esas ideas, justificaciones, pensamientos en general de porque yo me merezco más y tú menos, entre otras comparaciones, no tendrían sentido y tendría que admitir que estuve equivocado todo el tiempo.

Cuando alguien realiza una opinión, o juicio, si este juicio existe dentro nosotros va chocar con algo en nuestro interior, cuando nos ofendemos por ejemplo sentimos algo que nos incomoda, entonces aparecen dos opciones, una desde donde podríamos ser capaz de aceptar esa incomodidad que se siente en nuestro interior y observar qué es lo que está pasando, o en su lugar elegir pensar que es el otro el que me trae esa incomodidad y nos ofendemos.

Para que algo nos ofenda debe existir algo de la misma intensidad dentro nosotros que me haga sentir ofendido. Por ejemplo cuando alguien nos dice egoístas y nos ofendemos, es porque hay un egoísta dentro de nosotros que está oculto esperando salir, pero lo escondemos sin percatarnos que se pone en evidencia al sentirnos ofendidos. Porque de alguna u otra manera lo que llamamos ofensa es solo un activador de la parte oculta que lleva mucho tiempo dentro de nosotros escondida y que esta esperando ser reconocida por nuestra conciencia para justamente dejar de sentirnos así.

La ofensa es como una astilla, nos incomoda y hasta nos hace doler, para sacarla sabes que no puedes culpar a la madera por tener astillas y tampoco sacaras tu astilla culpando a la madera por astillarte. De la misma manera podemos hacernos cargo del sentimiento que nos produce esa ofensa para dejar de sentirla, para eso tienes que haber caído en cuenta que ofenderte era sentirte incapaz de aceptar que no podías amar aquel sentimiento que te hacía sentir ofendido.

Recuerda el amor es aceptación, por eso el amor no se ofende, incluso cuando no lo reconoces el amor acepta todo lo que eres, todo lo que elijas experimentar, el amor acepta todo lo que es, por eso incluso aceptar tu incapacidad de no poder amar aquello que te ofendía, ya es amar, lo único que quiere el amor es que te reconozcas a ti mismo, que aprendas amarte cada vez más, para que pases por alto la ofensa y vayas más allá de lo que piensas que eres.

Si supiéramos desde la conciencia, desde la observación sin juzgamiento, que un insulto me brinda la oportunidad más grande de poder amarme más de lo que me he amado hasta ese momento, incluso más de lo que podría brindarme un halago. Entonces quizá no nos ofenderíamos tanto, porque el amor acepta lo que es, por que el amor abraza el insulto y lo agradece. Si continuamos con la observación veremos que una ofensa puede tener mucho amor oculto en sus espinas esperando ser visto, de hecho nos ofrece la oportunidad de amar demasiado que a veces no podemos soportar porque nos da miedo o porque todavía no tenemos la capacidad aun de amarnos tanto como para que no nos afecte la ofensa.

Como dice aquel dicho de la gente “la verdad duele”, pero porque en realidad tenemos miedo de los que escondemos dentro de nosotros, porque tenemos miedo de la misma verdad. De hecho no sabemos qué hacer con ella, porque no somos conscientes muchas veces que nos estamos mintiendo, entonces buscamos descubrir la mentira para no sentirnos engañados, entonces quedamos atrapados en ella y en esa frustración reclamamos que los demás deberían decirnos la verdad.

Entonces preferimos elegir salir a buscar la verdad afuera, sin preguntarnos como se supone que vamos encontrar algo que no sabemos como es, ni donde está, entonces seguimos encontrando mentiras,

Por eso saber que la verdad radica en tu interior, es como cuando ríes o lloras nadie más que tú puedes saber por qué ríes o lloras, y aunque alguien te diga que tu risa o llanto no es verdad, nadie te podrá quitar tu verdad ,solo tú sabrás cuál es la verdad por que sucede en tu interior.

Pensar creer que hay otro tipo de verdad afuera es ofenderte, respetar la verdad que habita en ti es un halago a la vida, es amar tu vida, porque dejas de pretender buscar ser una persona buena y te convierte en una persona completa finalmente.

Una persona que pasa por encima la ofensa, es una persona que no tiene miedo de vivir su verdad, que se vive a sí misma, ya no tiene miedo a que le mientan, por tanto no tiene miedo a la ofensa, porque él ya sabe dónde se haya la verdad, esa que está en su interior, porque el que se ama ya no se ofende.

- Octavio F.


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